UN 'E-MAIL' DECIMONÓNICO
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A las cartas, como a las letras de cambio, se les concedía
antaño gran importancia. Pasaron de ser documento diplomático, cargado de
sellos y aligerado tiempos después con el lacre, a fórmula de uso común, metida
en un sobre con la dirección bien clara y el franqueo correspondiente. Todavía
se recuerda como anécdota la dirección dictada por el célebre Cojo Cerezo
cuando decidió mandar una misiva a Barcelona, dando noticias suyas a un
familiar: “Frente a una baldosería, debajo un farol; para entregar a mi hermana”.
Hoy vamos a hablar de cartas. De una concretamente intercambiada entre dos
primos con residencia en Caspe y Zaragoza respectivamente. Verán que curioso.