Nº 30. 2015-03-27
MAELLA: UNA CUARESMA SINGULAR DE HACE MÁS DE CUATROCIENTOS AÑOS

Termina la Cuaresma en este Viernes de Dolores, que quizás nos parecen menos agudos que antaño de tantos sinsabores como nos va dejando la vida misma. Viernes que en otros tiempos preparaba las 'almas' para la Semana Santa y que la masa agnóstica de fervientes católicos tamboreros aprovecha ahora para tensar los parches y planchar los hábitos. Son modas que traen los tiempos, aunque la del 'purrum-pum-pum' parece que no lleva camino de desinflarse. Es más; no hay concentración política, protesta ciudadana o promoción turística que no cuente con el cansino y poco imaginativo estruendo tamborero. Pero esa es otra cuestión. En tiempos lejanos (y en otros no tanto) la Cuaresma se vivía con ferviente intensidad. Abundaban las predicaciones disuasorias y amenazantes. Las buenas gentes, con el corazón en un puño, acababan por confesar lo inconfesable. En determinadas ocasiones se contrataba para la ocasión a algún orador famoso y persuasivo. La historia ocurrió en Maella y a estas alturas resulta hasta divertida. Seguro que no lo fue tanto para los maellanos que vivieron a caballo de los siglos dieciséis y diecisiete.